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La Scotch Ale de Kross desde 2017 sorprende con novedades en su receta. En esta ocasión, de la mano de Guiligan’s, el primer whisky de Viña Concha y Toro, elaborado y embotellado en Escocia.

Las cervezas Scotch Ale son resultado de la tradición whiskera de Escocia. Maltosidad por sobre amargor y notas ahumadas. Ya desde la Edad Media, encontramos los primeros registros, pero es, como en casi todas las cervezas de la escuela inglesa, la Revolución Industrial, la etapa de auge y esplendor de este estilo cervecero. El mal clima y los permanente conflictos regionales, les impedía la producción o comercialización del lúpulo con los ingleses, pero no así, la cosecha de muy buenas maltas. De sus cuatro sub estilos, Wee Heavy – la “pequeña fuerte”- será la que capture este comentario. La más alcohólica y compleja, que se bebía en botellas pequeñas (conocidas como “wee”, palabra antigua para referirse a “small”) a modo de precaución. Las clásicas notas a humo o “turba” responden a la tradición regional, que reemplazaba las maltas típicamente cerveceras, por una parte, de maltas clásicas de whisky, algo ahumadas.

110, la Scotch Ale de Kross, desde 2017 sorprende con novedades en su receta. En esta ocasión, de la mano de Guiligan’s, el primer whisky de Viña Concha y Toro, elaborado y embotellado en Escocia. Su receta está inspirada en los sabores y aromas del whisky escocés: una porción de malta ahumada le da una nota muy sutil, mientras que los 110 minutos de hervor (de ahí su nombre) profundizan los típicos sabores a caramelo y toffee; aumentan su cuerpo y la graduación alcohólica. Para que puedas disfrutarla adecuadamente, te sugiero una copa de coñac o alguna que permita ir entibiarla con las manos, para que los aromas se expresen adecuadamente.

Al momento del servicio recuerda a caluga casera, al fuego aún, pero a la vez es brillante y casi cristalina, con una densidad elegante y seductora. Se corona con una espuma cremosa y aireada, como la espuma de leche del capuchino. Mientras se termina de servir aparece un aroma atractivo y evocador: coco tostado, esos dulces acaramelados que vendían en bolsitas, hace años luz de nuestras vidas; un punto de sabor a frutos secos, especias y miel. Probablemente por las cuatro semanas de maduración en barricas de maderas experimentales (amburana de Brasil y cerezo chileno), que ya habían sido infusionados con whisky escocés, de la línea “The Guiligan´s” distinguished blended Scotch. De la mano de vainilla, toffee y caramelo de flan, pero con un provocador y sugerente toque de humo, que redondea el aroma, nos prepara para la experiencia del beber.

En boca, sedosa y algo picosa, nuevamente el caramelo de flan y el coco tostado, acompañado del humo, finaliza con la calidez del alcohol, como a licorcito de cacao. Para abrigar el alma, como buena cerveza de invierno.

Gran compañera de carnes a la parrilla, con esa grasita caramelizada por el fuego y por los cristales de sal. Buena charcutería y quesos maduros, o un Barros Jarpa con marraqueta tostada. Empanada de pino con merken, pastel de papas, charquicán con huevo y porotos con rienda. De postre, picarones o sopaipillas pasadas, kuchen de nuez, helado de vainilla, Berlín con crema pastelera, naranjitas confitadas con chocolate o simplemente como un buen bajativo. Una bastante versátil cerveza para disfrutar hoy o después de un tiempo de guarda.

9,3° Alc. y 24 IBU
Disponible en: delibeer.cl, beershop.cl, beervana.cl, kross.cl/tienda
Precio referencial: $2.800.